No inventes
Déjate de mierdas. No inventes.
No me mires a los ojos. Sal, nada más.
Ahórrate los discursos elocuentes
y la farsa del adiós. No montes escenas.
No digas que lo sientes, o que la vida
a veces es así: que todo se desvanece,
que el mundo y el tiempo curan cualquier herida.
Te repito, mi amor: desaparece.
Y llévate lo que quieras de cuanto
un día sospechamos ambos guardar:
los libros, las esculturas en palo santo,
los discos, los retratos, el billar.
No dejes tu dirección. Por favor:
lo que quiero es que te den, mi amor.
Nazaré D. M.
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